Qué me gustan
los abrazos bien dados,
sintiendo el calor humano
con un par de besos, además.
Qué me gusta
la amistad apretujá
después de tanto tiempo
sin vernos
y tan lejos.
Y me gusta
tu calidez
en mi suavidad
por temer a romperte.
Me gusta
separarme de ti,
mirarte a los ojos
y volverte abrazar
de alegría.
También me gusta
que me abraces
y me estrujes,
sentirte viva
y que tus ojos,
abiertos de par en par,
reluciendo como un lucero
en plena noche cerrada,
me encandilen
y hagan cerrar los míos
y volvamos a abrazarnos.
Sí, de alegría,
y de ganas de tenernos
los abrazos bien dados,
sintiendo el calor humano
con un par de besos, además.
Qué me gusta
la amistad apretujá
después de tanto tiempo
sin vernos
y tan lejos.
Y me gusta
tu calidez
en mi suavidad
por temer a romperte.
Me gusta
separarme de ti,
mirarte a los ojos
y volverte abrazar
de alegría.
También me gusta
que me abraces
y me estrujes,
sentirte viva
y que tus ojos,
abiertos de par en par,
reluciendo como un lucero
en plena noche cerrada,
me encandilen
y hagan cerrar los míos
y volvamos a abrazarnos.
Sí, de alegría,
y de ganas de tenernos
Voy a poner un kiosco
en pleno centro de mi ciudad,
con un letrero bien grande
que así diga:
“Si necesitas un abrazo,
y nadie te lo quiere dar,
ven a mis brazos
y lo encontrarás.
Quizás, en este momento
también yo lo necesite,
así seremos, a la par,
curanderos para la felicidad”